En un fabuloso programa de la televisión pública ‘Encuentro’ de Argentina, cuando en Argentina habían fabulosos programas en la TV pública, el filósofo Juan Pablo Feinman, el conductor Filosofía Aquí y ahora, disponible en Youtube, recuerda un diálogo del cuento Los Inmortales de Jorge Luis Borges. Al encontrarse dos inmortales, conversan y se van sin despedirse, pues no tiene sentido despedirse cuando eres inmortal, dado que todo puede volver a acontecer. No somos inmortales y esta condición patética (dice Feinman) se convierte en una exquisita paradoja pues aunque tengamos la certeza, quizá la única que va quedando, de que en algún momento vamos a morir, ese encuentro con el otro, eso que nos acontece de manera planificada o emergente, eso no volverá a ocurrir nunca más, tal y como ocurrió. ¿qué sentido tiene entonces pensar en mañana?
La clave de entrada la podemos encontrar en las tácticas con las que el Frente Nacional de Liberación de Vietnam derrotó a sus enemigos. Para estos últimos el vietcong, como les decían, dichas tácticas fueron letales. La clave se reduce a tres elementos: Cavar túneles, juntar grano y no disputar la hegemonía. Claro, aunque la consiguieron justamente sin disputarla en el acto mismo de la guerra.
Digo que la clave la podemos encontrar ahí, pues el sentido que tenía cavar los túneles, juntar granos y no disputar la hegemonía, no eran tácticas pensadas para el mañana individual, cada uno de los cuadros, sabía de las grandes probabilidades de encontrar la muerte pronto y sin embargo no renunciaron a ese mañana, pues el mañana es colectivo. En la deliberación en la que nos encontramos desde ese ya memorable 18 de octubre, hoy en el Bueno el malo y el feo, conversamos sobre el mañana.